Por Luis Quintana
Cuando un espacio es accesible las personas no viven la discapacidad.
Cuernavaca, Morelos. 13 de Noviembre del 2017. Cómo estas ciudades están diseñadas impacta en el modo de vida de sus habitantes: en la forma de relacionarse, en cómo se desarrolla la actividad económica, social y en definitiva, en la calidad de vida.
En México de acuerdo al INEGI hay poco más de siete millones de personas que viven con algún tipo de discapacidad permanente más sus familiares, mientras que en Latinoamérica hay cerca de 80 millones de personas en esta condición y a nivel mundial de acuerdo al BM y a la OMS somos mil millones. Estos números además de impactantes son crecientes ya que la discapacidad no discrimina y cada día aumenta por diferentes causas.
El objeto de una Ciudad Accesible es garantizar la igualdad de acceso para que puedan ser disfrutadas por todos los ciudadanos de la misma manera. Mejorar así la calidad de vida de su población y asegurar que todos, independientemente de la edad, condición física, psíquica, intelectual o sensorial que puedan tener. La población con discapacidad debe poderse involucrar en todos los aspectos de la vida sin limitaciones: sociales, culturales, económicas o turísticas, como el resto de la población. Esto es sin contar la cantidad de familias que existen en México que salen con carriolas a dar un paseo así como las personas que san muletas, andaderas, bastón, etc., que requieren de esta accesibilidad, es por eso que se le nombró “Accesibilidad Universal”.
Las ciudades han comenzado a desarrollar una sensibilidad inclusiva hace relativamente pocos años. Las diferentes planificaciones urbanísticas puestas en marcha por las administraciones locales no han tenido en cuenta las barreras arquitectónicas ni han visto por la accesibilidad universal hasta una época reciente, esto por la creciente población de personas con discapacidad y de la tercera edad. Es importante mencionar que según datos de la ONU en el año 2050 el 21% de la población va a tener más de 60 años, estos son más de dos mil millones de personas que van a necesitar de Ciudades libres de barreras para poderse desplazar.
Sin embargo, adaptar los entornos cívicos a todos los ciudadanos es hoy en día una de las máximas aspiraciones en materia de sostenibilidad. Anteriormente las avenidas estaban diseñadas para darle preferencia a los vehículos ya que eran amplias de varios carriles con pocos cruces peatonales y banquetas angostas lo que dificultaba la libre circulación de los peatones. Hoy eso se está cambiando dándole preferencia a los peatones haciendo o creando áreas de circulación amplias y libres de obstáculos. Se están evolucionando los puentes peatonales ya que no son funcionales para personas de la tercera edad, personas con discapacidad, familias con carriolas, entre otros, por cruces seguros, plataformas elevadas y en algunos casos cruces subterráneos todo esto con el fin de garantizar la seguridad al peatón.
Por otro lado, aparte de la eliminación de barreras arquitectónicas, es importante observar las condiciones climatológicas: no es lo mismo desplazarse en silla de ruedas sobre un pavimento seco, mojado o nevado, así como también es importante considerar el arbolado que se siembra en los diferentes entornos urbanísticos ya que algunos por su bajo crecimiento pueden causarle accidente a las personas con debilidad o discapacidad visual mientras otros con sus raíces levantar las banquetas y entorpecer el camino a cualquier peatón.
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