Mi camino en la inclusión laboral, por Armando Cardoso García. Especialista en Diversidad e Inclusión

Mi camino en la inclusión laboral

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Por: Armando Cardoso García, Especialista en Diversidad e Inclusión

Hace más de 20 años egresaba de la Universidad con muchos sueños y ganas de colocarme laboralmente como cualquier otra persona recién egresada. Sin embargo, mis expectativas, como muchas otras eran algo diferentes a la realidad. De esa manera, me formé laboralmente como reclutador de campo, de puestos operativos, administrativos, mandos medios e industriales. 

Cuando tuve la oportunidad de desarrollarme, lo hice en la Empresa donde trabajaba; en una posición que me iba a marcar para toda la vida. Aprendí a hacer lo más complejo de las relaciones personales: empatizar con la gente, y no sólo con mis candidatos(as), sino con personas que no conocía, y que no conocía sus necesidades. Nunca me dijeron cómo abordarlos, sin embargo, lo tenía que hacer, y es así como fui construyendo mi propio estilo de entrevista laboral. El día de hoy, la experiencia y el gusto por lo que hago me fueron guiando por el camino correcto. Actualmente, he tenido la fortuna de formar a más personas que se dedican al reclutamiento y les he enseñado la forma más adecuada de realizarlo.  

Mi camino en la inclusión laboral comenzó hace más de 12 años trabajando con personas con discapacidad y adultez mayor. Ellos me enseñaron que en cualquier momento de mi vida puedo adquirir una discapacidad y que de igual forma existe el tiempo, el cual es implacable y nos trae, además de experiencia, estereotipos, edadismo y también discapacidades. Esto fue lo que me apasionó de trabajar en la inclusión laboral, ya que como dice la ONU: La discapacidad es una condición de vida, que todos podemos tener en algún momento de nuestra vida y es más  probable que ya vivíamos con una y no lo sepamos. 

Cuando me tocó explicarles a las comunidades universitarias acerca de los procesos de reclutamiento y recursos humanos, les comenté que, si su interés era dedicarse a esto, implicaba además de tener contacto con las personas, ser un trabajo que les apasioné. Desafortunadamente, me he encontrado con muchas personas que carecen de esta pasión y las cuáles, la vida los ha llevado a esta área de trabajo, sin tener algún interés real por aprender y crecer, al contrario, solo lo ven como una oportunidad para tener un mejor salario, o ir ascendiendo de puesto en la Empresa. Definitivamente me he dado cuenta, visibilizando mis sesgos, que es un tema generacional; sin embargo, la pasión por hacer las cosas que nos dan un ingreso, rebasa la línea de cualquier edad laboral. 

Pensando más a profundidad, me he dado cuenta de que la mejor forma de hacer tu trabajo (después de ubicar las expectativas que tenemos de él) es sin duda el gusto por lo que haces; en la inclusión laboral, es un punto esencial.  

Para entrar en el mundo de la inclusión, no necesitas ser parte de la comunidad con discapacidad de tu localidad, ni mucho menos tener una persona con discapacidad en tu círculo social; solo requieres de empatía hacia todo aquel que te rodea. Es así, como podrás identificar que todo aquello que realizamos en nuestra vida diaria no es incluyente, porque partimos del hecho de que “todos somos iguales.” De esta forma, comienza el gusto por lo que haces, porque cuando logras identificar y aceptar antes que los demás que no somos iguales, tu trabajo se vuelve un reto. 

Cuando tienes interés por el tema de la inclusión, lo tienes que ejercer, y déjame decirte que no es un camino fácil, pero sin duda tiene muchas satisfacciones. Es por eso que, por medio de este escrito, quiero dejar este mensaje a quienes se quieren dedicar a esto; háganlo con pasión, con gusto y con ganas de identificar que todas las personas que nos rodean son diferentes y que la diversidad funcional no es algo que siempre se puede ver. Por último, que el principio de diversidad es que somos diferentes y no iguales, como nos enseñaron en los libros de texto.  

Como mencione anteriormente, es un trabajo con muchas satisfacciones. Sin embargo, te encuentras con una barrera más: los objetivos y metas de la Empresa, ya que, si bien son necesarios, no siempre son congruentes con una labor como la nuestra, porque se nos pide agregar personas a las sesiones y aumentar los números a algo que sin duda es actitudinal y cultural.  

Muchas veces, las Empresas y los líderes de las mismas, no saben cómo hacer que sus Empresas sean incluyentes y tienen la idea de que el camino adecuado es una encuesta o un premio, sin embargo, no voltean a ver a su personal para platicar y mucho menos con el personal con alguna discapacidad. Esto, como resultado del cumplimiento del objetivo que son únicamente los números, ya que solo se enfocan en la meta más no en las vías por las que se llega a ella, las cuales a veces son inadecuadas. 

Cuando tienes un liderazgo con alguna diversidad funcional, es mucho más fácil contar con un equipo incluyente e integrar metas y objetivos congruentes, sin embargo ¿Cuántas personas con discapacidad conocen en altos mandos o que sean dueños de Empresas? Exacto, ese es el reflejo real de la inclusión en nuestro país, creamos “puestos incluyentes”, desarrollamos cuotas, pero no tenemos planes de desarrollo para las personas con discapacidad. Estas últimas pasan por el mismo proceso que quienes no tienen alguna discapacidad, pero definitivamente son rechazadas por características propias de su discapacidad; como, por ejemplo, los resultados de sus pruebas psicométricas, sus estudios socioeconómicos o el famoso “no hice clic”, el cual se ha convertido en una respuesta “objetiva” de las personas responsables de las vacantes en la Empresa. 

 

Armando Cardoso García,
Especialista en Diversidad e Inclusión